State of Flux
Michelle Magot
State of flux, estado de flujo, remite a un movimiento, a una transición exenta de definición última. No es un motivo ajeno a Michelle Magot, como tampoco lo es la exploración del color, una constante en su práctica. Color y movimiento convergen, de hecho, como una oscilación tonal en el conjunto de las nueve obras reunidas en esta sala.
Lacónicamente tituladas como ‘Light’ y ‘Dark’ estas requieren un tiempo de adaptación de la retina, en un efecto similar al de confrontarse de golpe con una luz cegadora que fuerza a la vista a ajustarse para captar detalles sutiles. Así, por ejemplo, tras unos instantes frente a algunas de ellas, de entre los blancos indistintos emergen gamas de rosa, verde, amarillo o celeste. La contemplación pausada puede evocar variaciones de la luz en el cielo citadino o en las piezas más oscuras las vibraciones tonales de una esquina sombría. Sin embargo, en ellas no hay formas identificables ni pretensión de representación alguna.
La artista no busca una integración espacial de las pinturas sino, en cambio, comprometer al observador con la materialidad de cada composición. Cada lienzo emplea el pigmento como un recurso que llena espacios planos y que extrañamente enfatiza el carácter llano del soporte, un truismo curioso del que hablaba Clement Greenberg y ya largamente anotado en la obra de la artista, quien ha hecho de este recurso, aplicado con soltura y espontaneidad, una marca indeleble.
Sharon Lerner